Reserva Nacional Altos de Lircay

 

Ubicada en la provincia de Talca, comuna de San Clemente, La Reserva Nacional Altos de Lircay (de coordenadas 35º 36’15,60” S – 71º 04’18,23” O) posee un microclima templado-cálido con estaciones bien definidas y de duraciones similares, y alturas que varían entre los 500 m.s.n.m. y los 2.448 m.s.n.m. Dadas estas condiciones es que destaca la presencia de bosque del género nothofagus, integrado por especies como el hualo, la huala, el ñirre y la lenga (en su límite norte de distribución geográfica), entre otros.
De la fauna presente en la zona, destacan el cóndor, el carpintero negro, el loro tricahue, el gato colo-colo, el zorro culpeo y la vizcacha.

Coigües y robles cerca del «punto 3» 

Quisimos conocer y registrar las especies presentes en Altos de Lircay. El ascenso y la primera parada la efectuamos antes de ingresar a la reserva, para así observar los bosques de lenga en la zona de Vilches Alto.

El ecosistema presente en los bosques de lenga (Nothofagus pumilio) funciona de tal manera que las especies más longevas conforman un dosel superior, que se asemeja a la imagen de una bóveda acompañada de un centenar de pilares que al llegar al suelo se encuentran con un sotobosque que posibilita el característico ambiente húmedo, especial para la reproducción de la especie¹.

Otra especie que caracteriza esta reserva es el hualo (Nothofagus glauca), también conocido como roble maulino. Endémica de la zona central de Chile, esta especie muestra una distribución fragmentada en la cordillera de la Costa y la cordillera de Los Andes. Su área de distribución se encuentra limitada a las regiones de O´Higgins y El Maule, presentando una asociación estrecha con otras especies de bosque nativo.

Bosque de coigües 

Vista aérea de coigües y robles en otoño 

El hualo, la especie más representativa de los bosques mediterráneos del género nothofagus, puede superar los 30 metros de altura y llegar a alcanzar los 1 o 2 metros de diámetro. Su madera resistente y de buena calidad se usó frecuentemente para la construcción, pero actualmente su uso se restringe a la leña y el carbón. El manejo forestal inadecuado o la sobreexplotación de la especie ha provocado que en la actualidad sea considerada especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ².

La segunda parada la efectuamos en el mirador “Tres cuernos”, donde es posible apreciar el contraste cromático provocado por la variedad de especies arbóreas, como lo son las coníferas de cordillera y los árboles caducifolios. La corteza de éstos posibilita el crecimiento de larvas, las cuales sirven de alimento para muchas especies insectívoras, como lo es la lagartija tenue (Liolaemus tenuis).

Entre mayo y junio la reserva explota en colores 

Los «siempreverdes» mantienen sus hojas todo el año

Una lagartija tenue (Liolaemus tenuis) come una larva

El macho es facilmente detectable por su coloraciòn verde-azulada

Los cambios en la geomorfología del lugar condicionan la existencia de distintos ecosistemas, los cuales a su vez amparan distintas especies. Un ejemplo de ello es el nexo entre la diferencia de altitud y el tipo de bosque presente. Al llegar al “punto 6”, por ejemplo, la presencia del bosque frondoso disminuye y se ve sustituida por el matorral, aunque aún es posible ver de manera aislada hualos, ñirres y lengas.

Siguiendo el camino, al momento de llegar a un lugar llamado “Vega los Treiles”, tuvimos la suerte de avistar un zorro culpeo (Lycalopex culpaeus). El sector, al poseer una buena irrigación de agua y ser parada de arrieros y campistas, es especialmente adecuada para tener avistamientos de distintos animales, los cuales acceden al lugar para beber y alimentarse.

Un chinchemolle (Agathemera crassa) se camufla en algunas hojas de roble

Zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) en sector «Vega de los treiles»

Una vez ya adentrados en el territorio de montaña (pasando el “punto 6”) nos recibió el “emperador de Los Andes”: el cóndor andino (Vultur gryphus). Al igual que en otras especies, la coloración en el plumaje de los cóndores da cuenta de la edad del ejemplar. El cóndor juvenil es de color gris oscuro y sólo con el paso del tiempo va desarrollando el característico anillo blanco sobre su cuello. En la etapa madura su coloración cambia a negro, posteriormente sus alas se vuelven blancas y, finalmente, en su última etapa de coloración, su lomo se torna blanco.
En la reserva, a mayor altura emergen cada vez más formaciones rocosas, hábitat adecuado para la vizcacha montañera (Lagidium viscacia)

La vizcacha del sur, como también se le conoce, no hiberna y como muchos mamíferos, se deja ver después del amanecer y luego, al atardecer. Se alimenta principalmente de pasto, musgos y líquenes.

Cóndor (Vultur gryphus) cercano al «Mirador del valle»

Una vizcacha (Lagidium viscacia) toma el sol cerca del «Mirador del valle»

La última postal que nos regaló la reserva en esta ocasión fue la vista desde el “Mirador del Valle del Venado” (o «punto 7»), dominada por la presencia del Volcán Descabezado Grande.
Este valle, hogar de una multitud de especies endémicas, aunque presenta un gran nivel de aislamiento no se salva de la presencia de especies foráneas, como lo es el álamo solitario del valle. Por otra parte, el Valle del Venado es parada obligatoria en el largo recorrido que lleva a los pies del Volcán Descabezado Grande, trekking de una duración mínima de 5 días y en donde es posible encontrarse tanto con alpinistas como con arrieros acompañados de sus animales.

En nuestro viaje pudimos constatar la diversidad biológica existente en esta reserva, y reflexionar en torno a los paisajes, reflejados en las fotografías que tomamos, que insinúan cómo habría sido el paisaje bucólico en la zona central de nuestro país en tiempos previos a la era de explotación territorial iniciada con la llegada de los españoles.

Vista aérea del Valle del venado 

Referencias:
López Bernal PM, Bava JO & Antequera SH (2003).

Regeneración en un bosque de lenga (Nothofagus pumilio (Poepp et Endl.) Krasser) sometido a un manejo de selección en grupos. Bosque (Valdivia), 24(2), 13-21. Recuperado en 22 de mayo de 2016,
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Uribe ME, Ulloa J, Delaveau C, Sáez K, Muñoz F & Cartes P (2012).

Influencia de las auxinas sobre el enraizamiento in vitro de microtallos de Nothofagus glauca (Phil.) Krasser. Gayana. Botánica, 69(1), 105-112. Recuperado en 22 de mayo de 2016,
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